miércoles, 31 de julio de 2013

Capitulo 5 - El fin del mundo

¿Como es mi mundo? O mejor dicho, ¿Que es mi mundo? ¿Mi mundo es ese lugar donde crecí? ¿Es eso que sigue conmigo aunque lo haya dejado atrás? ¿Mi mundo es todo lo que hay dentro de las cuatro paredes de mi casa, o es lo que está del otro lado de la ventana? Tu mundo, es todo lo que te resulta familiar, conocido, donde te sentís en casa.
 ¿Por qué, entonces, lo que mas nos atrae a veces es lo desconocido, lo distinto? Otros mundos, otros lenguajes. ¿Será porque lo más interesante viene de otro mundo? ¿De un mundo que no es el nuestro?
 ¿Por qué cuando hablan de amor, hablan de conquista amorosa? ¿Seducir a alguien es conquistar su mundo? ¿Enamorarse significa que se te venga el mundo abajo?
 ¿Se puede conquistar un mundo sin destruirlo? Conquistar desgasta y devasta. Mejor que conquistar tal vez sea conocer, aprender otros idiomas, descubrir otros mundos. Seducir a alguien no debería significar conquistar, sino ser turista en su mundo. Si seducir es conquistar eso significa el fin de mundo, porque tras a conquista, siempre queda todo destruido. Tal vez el amor sea eso, dos personas de distintos mundos que hablan el mismo idioma. Hay algo claro, cuando dos mundos chocan, ninguno sale ileso, los dos salen modificados de ese encuentro. El amor es el fin de los mundos, de las diferencias, de las fronteras.
Todos podemos cambiar nuestro mundo, reinventarlo, transformarlo, recrearlo. Todo el mundo se pregunta cual es su mundo. Tu mundo, ese ese que te va a perseguir hasta el fin del mundo. Cuando amar es conquistar, se corre peligro se entrar en mundos que no son propios, desconocidos, y terminar presos de ellos. Dos mundos se fusionan cuando se encuentra un lenguaje universal. Tu mundo ya no es más tu mundo y solo tu mundo cuando alguien entra en él. Lo bueno del fin del mundo es que empieza otro nuevo.
Aunque estés tironeando entre dos mundos, ahora ya lo sabes, ya lo conociste, hay otro mundo ahí afuera, esperándote. Aunque vuelvas corriendo al refugio de lo conocido, a ese mundo donde sos el rey, siempre estará ahí afuera ese otro mundo, el desconocido, donde sos uno más, esperándote. Porque ser uno más a veces significa uno más feliz, más alegre, más vivo.
Mejor que conquistar es mostrarle al otro que un mundo distinto es posible. 

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